miércoles, 21 de mayo de 2014

La gestión de la identidad urbana


“¿Qué distingue a unas ciudades de otras?, ¿Qué hace que unas sean mortecinas y otras alegres? ¿Qué hace que unas sean salvajes y efervescentes mientras que otras son sobrias y sofisticadas? La edad, la geografía y la historia, (…) la relación con el interior del país, la variación demográfica, y también otros factores misteriosos e inexplicables” 1 A través de los años, la concepción de la valoración del patrimonio ha evolucionado hasta poder afirmar que hoy en día, la sociedad ha comenzado a comprender el valor social de los bienes culturales –en todas sus representaciones- como parte importante en la construcción y el fortalecimiento de la identidad de una comunidad.

Sin embargo, y como lo señala la arquitecta Silvia Fajre en su artículo sobre Patrimonio Cultural e Identidad Urbana del gobierno de Buenos Aires; existe  una faceta  poco profundizada: el valor económico y el potencial de los bienes de valor patrimonial como dinamizador de recursos, generador de empleo y como desarrollo económico. Bajo una perspectiva de utilizar el patrimonio como clave importante para preservar la identidad frente a la globalización -ya que este constituye un capital generado por el conjunto de la sociedad-, es vital no solo su protección sino también su incorporación en la totalidad de los aspectos referentes al desarrollo social y económico de una sociedad.

Por lo tanto, estamos hablando de una gestión de la identidad a través de la capacidad de potenciar los valores del patrimonio, en sus distintas escalas y de manera sustentable, ya que como cualquier recurso, su degradación o pérdida implica un  alto  riesgo social y económico. “La conservación, preservación, y sustentabilidad de  la oferta patrimonial, incrementa el capital social manteniendo la identidad y la memoria colectiva  a  nivel  local, optimizando las relaciones internas del tejido social  al mismo tiempo que  es generador de ocupación laboral y riqueza”. 2 Es difícil pensar que un factor tan clave para el desarrollo de la ciudad, no haya estado presente en las agendas políticas durante los últimos años. Lo cierto, es que tal retraso ha significado una política errada y una gran dispersión de esfuerzos, evidenciados en el resultado de programas aislados y difícilmente continuados por las diferentes gestiones, precisamente por la confusión de los aspectos puntuales.


Un desafío del planeamiento urbano es promover acciones orientadas a la gestión del carácter cultural de las ciudades, estableciendo los procesos de transformación de sus diversas estructuras espaciales y sociales; especialmente si se tratan de transformaciones precipitadas como las impulsadas por los cambios radicales de la economía o la política. En este contexto, se hace necesario el desarrollo de ámbitos de gestión, capaces de procesar esta dinámica de cambios y de contar con instancias autónomas y competentes, como el único camino para lograr la sostenibilidad del patrimonio urbano.

De la experiencia internacional se obtiene que especialmente en las últimas dos décadas, una gran cantidad de nuevos instrumentos de gestión se han utilizado para multiplicar las formas de viabilizar la recuperación urbana, especialmente en lo referente a la captación de recursos privados y a la creación de mecanismos de compensación o estímulo a los propietarios de inmuebles declarados de interés patrimonial.Además, otro factor que nos hace comprender la necesidad de unificar todas las variables necesarias para lograr la vitalidad, es el concepto del valor patrimonial de  áreas protegidas y no  sólo de edificios de valor. Por lo tanto, el conjunto de  los componentes del binomio vitalidad/soporte es  el que  debe  ser considerado por  la actividad pública de manera que  las políticas destinadas a  la conservación y revitalización de  áreas históricas, se realicen en forma conjunta con la actividad privada. Para ello es que desde el gobierno existe la necesidad de una política de gestión compartida con numerosas instituciones y organizaciones, así como con el ciudadano y sus actividades productivas.

En ese sentido, el recurso de la identidad es un factor que incide en todos los niveles de la dinámica social y económica de una sociedad y la importancia de su gestión habla de una planificación sostenida en el tiempo. Un recurso patrimonial acompañado de una gestión cultural interactiva, se presenta al mercado como oferta cultural mediante un camino de promoción y comercialización 4; y como la gestión de la identidad implica trabajar para lograr -o reforzar- una identificación profunda de los ciudadanos con su ciudad, con sus organizaciones y con los productos y servicios de la misma, también forma parte de todo sistema de definición del posicionamiento de la ciudad y de la gestión de su promoción exterior.


© Liz Sheppard


Citas:
1. Gunther, J (1974).
2. Fajre, Silvia. "Patrimonio cultural e identidad urbana -una gestión compartida para el desarrollo económico"-. pp 1-5.
3. PUC, Chile, (2009). Seminario "Gestión del Patrimonio Urbano" p. 6: de los criterios de evaluación del patrimonio y la experiencia internacional.
4. Fajre, Silvia. "Patrimonio cultural e identidad urbana -una gestión compartida para el desarrollo económico"-. pp 1-5.