La ciudad ah sido desde siempre el lugar proyectado. Cada individuo lleva consigo cualidades que lo diferencian, capacidades distintas de
entender el entorno- lo pasado, lo presente- y por cierto lo futuro. Partiendo por aquí, la ciudad es la proyección de una mixtura de ideas; de modo que al acercarnos a la ciudad, no lo hacemos solo a su infraestructura física, si no que lo hacemos también hacia un conjunto de imaginarios personales y colectivos, a costumbres y visiones de afuera.
Por lo tanto, el estudio del comportamiento de la ciudad, no puede limitarse a una simple revisión de los elementos físicos como planos, mapas, fotos, audiovisuales y lo que usamos como instrumentos de urbanismo.
La ciudad entendida, por ejemplo, desde la analogía del cuerpo humano, es una unidad que está conformada tanto de elementos físicos como sentimentales-espirituales. El cuerpo humano, además de los órganos que lo conforman -lo físico- se vale de los sentidos -lo intangible- para completar la figura humana, es así que huele, sabe, mira, oye y se
hace oír. Para obtener el estudio completo del estado real de un individuo no alcanza con una radiografía. La introducción de elementos del arte es fundamental en esta etapa, elementos
que nos permitan entender la parte emocional, la intangible.
Del mismo modo sucede con el estudio de las ciudades; la literatura, la psicología, la
sociología son sólo algunas disciplinas que nos ayudan a introducir el concepto en esta nueva forma de comprender la ciudad. En este contexto, el ciudadano tiene el
papel principal. Una ciudad no existe si no es percibida, esto a su vez nos expulsa a un inventor, aquel que
tiene la capacidad de crearla y recrearla en su mente para hacer posible su
existencia. Sin personas no existirían ciudades. En este contexto encontraremos en
el individuo un personaje indispensable en el acercamiento al estudio de la ciudad.
Al hablar de ciudades, hablamos de
pensamientos, de utopías, de sueños, de miedo y sensaciones, de cosas
invisibles. Armando Silva, habla de la metáfora como recurso literario que
se interpone a un entendimiento urbano. La
metáfora nos ayudará a ver desde un punto de vista individual, una serie de
problemas comunes o colectivos, dándole
un especial enfoque según la mirada personal.
La metáfora se propone también para entender los problemas generales del mundo de hoy; su pasado y su presente, girando la mirada hacia algo más
profundo y real, lo que se convierte en valiosa información al estudiar una
ciudad sumergida en ese mundo. Entonces, el uso de elementos del arte es fundamental en este
proceso. Las percepciones, los comportamientos, todo el carácter que forma una ciudad, necesitará de elementos psicológicos y sociales, porque después de todo la ciudad es un cúmulo de sensaciones, es arte y es real. Es en ésta parte donde aparecen los elementos
propuestos como miradas reales ante problemas reales.
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