Aunque el término "Centro Histórico" ha ido evolucionando en las últimas décadas y se ha teorizado profundamente sobre el tema, lo cierto es que la gran problemática y el debate, sigue latente: el Centro Histórico frente al Centro Urbano. Se entiende que el inevitable proceso de la ciudad y su propiedad de crecimiento y expansión ha contribuido al abandono del Centro Histórico y al perder la centralidad característica de este último frente a estos nuevos espacios exitosos, va dejando de ser centro y pasa a ser sólo un espacio histórico, mientras la centralidad de la ciudad se va asentando en la nueve sede de la ciudad: el Centro Urbano. Este inevitable proceso, agrega una singularidad a la experiencia de los Centro Históricos en América Latina, y es que van quedando en la ciudad como restos de un pasado que se rehúsa a morir.
Estos museos fantasmas al perder su centralidad, quedan relegados a servir de espacio administrativo y religioso de carácter simbólico, perdiendo competitividad en el comercio y tugurizándose sus antiguos edificios. Estas contradicciones del espacio, entre pobreza económica y riqueza histórico-cultural de la centralidad, acrecientan el interés por el estudio de los Centros Históricos en esta parte del mundo. También los procesos de preservación y desarrollo, la revolución científica y tecnológica en el campo de las comunicaciones y el proceso de globalización, enmarcan el nuevo horizonte que conduce a los Centros Históricos al dilema actual: ¿ser memoria o protagonista de la ciudad?
Estos museos fantasmas al perder su centralidad, quedan relegados a servir de espacio administrativo y religioso de carácter simbólico, perdiendo competitividad en el comercio y tugurizándose sus antiguos edificios. Estas contradicciones del espacio, entre pobreza económica y riqueza histórico-cultural de la centralidad, acrecientan el interés por el estudio de los Centros Históricos en esta parte del mundo. También los procesos de preservación y desarrollo, la revolución científica y tecnológica en el campo de las comunicaciones y el proceso de globalización, enmarcan el nuevo horizonte que conduce a los Centros Históricos al dilema actual: ¿ser memoria o protagonista de la ciudad?
Ya Fernando Carrión ha señalado la
importancia de los Centros Históricos respecto a su “…posibilidad de preservar y potenciar la memoria para generar sentidos
de identidad por función y pertenencia, y de convertirse en plataforma de
innovación del conjunto de la ciudad”.1 Estos sentidos de identidad, constituyen parte importante de nuestra formación como integrantes
de una colectividad. Sin embargo, más allá de la importancia de reafirmar estos
sentidos de identidad, Carrión identifica en el Centro Histórico un rol
indispensable para el desarrollo de la ciudad y resalta la responsabilidad de plataforma
de innovación para con el resto de la ciudad, teniendo características de
estancamiento. Señala además, que en el
contexto histórico actual, “…los centros
históricos se convierten en los
lugares privilegiados de producción de memoria, (…) en ese
sentido el centro histórico se
convierte en un
símbolo más de la
resistencia identitaria local
y, además, en una plataforma
de innovación de la ciudad toda, dado que
es el espacio
público estructurante que más
cambia en la ciudad y, por esa razón,
el que más tiempo
acumula (valor de historia).”2 De esa forma se entiende que el trabajo en el Centro Histórico debe
partir del objetivo de convertirlo en la principal fuente de atracción, bajo
sentidos de especialización e innovación en la era de la globalización.
En
épocas anteriores y no muy lejanas, en la gestión del Centro Histórico ha
apremiado el interés por reducir o remendar
ciertos problemas puntuales como temas específicos de vulnerabilidad,
vialidad o manejo de nuevas demandas. Esta visión focalizada ha generado el
desarrollo de proyectos urbanos aislados, orientados a resolver problemas en
situaciones de emergencia y probablemente, esta conducta es la que ha dejado
sumido el verdadero rol del Centro Histórico en la más completa ignorancia.
Es bajo una perspectiva de innovación que surge
la necesidad de trabajar la intervención en el Centro Histórico como un Gran Proyecto Urbano (GPU) 3, el cual lejos de fomentar propuestas exclusivas y aisladas, trabaja el
tema de Centros Históricos desde la integración de ejes, entendiéndose que la
crisis urbana se solventará si se trabaja desde los centros históricos, porque el actuar sobre ellos requiere pensar en el
concepto, esencia y desarrollo global de la ciudad. Además, la intervención adquiere
un compromiso atemporal en la construcción de una afirmación de la memoria de
un grupo humano, por lo tanto es vital entender que inevitablemente el
intervenir el objeto alterará no solo la imagen urbana de la ciudad -para bien
o para mal- sino tan importante como eso, el estado de conservación de una parte
de la historia de un grupo de individuos en un tiempo subjetivo. De allí que se
requiera de un organismo público que institucionalice este carácter cívico –representativo-,
que impulse su condición de GPU –legitimidad-
y que rinda cuentas de sus actos –transparencia-; y así como “…no hay ciudades sin ciudadanía, no existe
ciudadanía sin Estado; por tanto, en cualquier propuesta sobre el centro
histórico tiene que estar presente esta tríada indisoluble: ciudadanía, ciudad
y Estado”.4
Por lo tanto, la
buena gestión del poder del Estado en los proyectos de intervención es un punto
clave en las fallas o aciertos del GPU,
porque entendemos que el Estado es el
único capaz de concebir propuestas de regeneración urbana en los centros
históricos, entre otras cosas, porque es el único miembro que tiene la
capacidad administrativa de hacerlo. En
este sentido, uno de los principales problemas en las gestiones que dirigen
proyectos urbanos en los Centros Históricos es la escasez de preparación o de
compromiso efectivo para con la ciudad. Sin caer en clichés innecesarios, podemos resaltar que la buena gestión de una
ciudad determinará su desarrollo o estancamiento y caída, y para esto la ciudad
depende únicamente de las personas dotadas de poder para la toma de decisiones.
Dentro de los proyectos gestionados para
Centros Históricos, muchas veces se considera que por tener características similares
entre países o incluso entre ciudades, las soluciones pueden ser las mismas,
tratando de unificar un solo camino de actuación. Los Centros Históricos de
América Latina, si bien por lo general han sufrido un proceso bastante similar
en su dinámica de cambios formales, dado que “…las propuestas teóricas de la arquitectura y el urbanismo irradiaban
desde un mismo origen la realidad socio histórica resultante…”,5 la realidad es que existen singularidades a
diversas escalas que son las que componen la riqueza y multiculturalidad del
continente. Por lo tanto, sus actores
sociales son sensiblemente diferentes, es por ello que resulta difícil -sino imposible-,
generalizar estas propuestas.
Por lo tanto, el Centro
Histórico es más que un lugar de memorias estancadas. Además de la importancia
de su conservación para mantener vigente la identidad de una nación y su
afirmación como colectividad, el rol que cumple el Centro Histórico en la era
de la globalización es fundamental para garantizar el desarrollo o
estancamiento de una ciudad. Entendemos además, que del resultado de la
simbiosis entre ciudadanía y estado depende el éxito del Centro Histórico para
convertirse en plataforma de innovación para con el resto de la ciudad. Por
eso es importante tener un sujeto
social con voluntad consciente y
es fundamental la construcción de un
gobierno único de carácter público
-transparente, legítimo y
representativo- que sea capaz
de enfrentar este reto. Por ese
motivo -y citando una vez más a Fernando Carrión-, más que una realidad,
el Centro Histórico puede ser considerado un proyecto y objeto de deseo.6
Foto 2: Centro Histórico de Curitiba, Brasil.
Foto 3: Centro Histórico de Quito, Ecuador.
Citas:
1. CARRIÓN, Fernando (2005). "Centro Histórico como proyecto y objeto de deseo". EURE (Santiago) [online], vol. 31, n. 93, pp. 89-100.
4. Idem. pp 89-100.
5. CARABALLO, Ciro (2000). "Centros Históricos y turismo en Latinoamérica: Una polémica de fin de siglo". FLACSO, Ecuador. "Desarrollo cultura y gestión en Centros Históricos". pp. 105-120.
6. CARRIÓN, Fernando (2005). "Centro Histórico como proyecto y objeto de deseo". EURE (Santiago) [online], vol. 31, n. 93, pp. 89-100.
|